25 de junio de 2009

El primer jueves del mes

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Primer jueves del mes

Hace cuanto tiempo que mi vida perdió su control?, la verdad no puedo recordarlo pero de algo si estoy lo suficiente mente seguro ya nada en mi vida tiene el mismo significado, no porque haya cambiado sigo teniendo el mismo trabajo, el mismo puesto, los mismos subordinados, mi mismo amigo, todo en las vidas de todas esas personas sigue completamente igual, pero hubo algo que cambio y eso yo lo sede ante mano, no podría explicarlo con detenimiento ahora porque ya está sonando el despertador y ese es el momento en el que yo me levanto y dejo de pensar en mi vida por un mísero momento, para ponerme en marcha al trabajo.Roberto abrió sus negros ojos de forma pesada y somnolienta, deslizo su mano hasta el despertador y lo apago, con la mano libre se refregó los ojos.

-Maldita sea mi suerte...-Se quejo por lo bajo. Piso firmemente para dirigirse hasta el baño donde tomo su ducha matinal que normalmente le quitaba todo el sueño con el que se había despertado.Se vistió como normalmente los ejecutivos lo hacían pero ahora habían dos chapas más en su uniforme, lo que lo marcaba como un ejecutivo en jefe, contó los días con calma mientras bajaba por las escaleras...que día era el que estaba viviendo?, bueno que más daba de lo que estaba seguro era de que no era fin de semana.Entro en la cocina y encendió la cafetera que siempre llenaba antes de irse a dormir para no tener que darse el trabajo de hacer ese mismo trabajo por la mañana, saco una taza para servirse su café pero además reviso la cocina de forma completa, ese día tendría que ir de compras.Lunes...Martes...Miércoles...Jueves! Era jueves, entonces si estaba bien, ese era el primer jueves de mes siempre hacia las compras del mes ese día.Sirvió su café sin prisa ya que aun tenía tiempo, junto con la taza, se dirigió a la puerta de entrada y busco su periódico matutino el cual leyó mientras tomaba el espeso liquido. Después de un rato de leer observo el reloj de la cocina, Las ocho y media!! No era posible, miro el cronógrafo por un par de segundos, que estúpido era se había olvidado del cambio de horario, en estricto rigor eran los siete y media.Salió al garaje en busca de su auto y lo abordo, un auto de color negro por supuesto, para dirigirse a su tan amado trabajo de ejecutivo en jefe una vez más como lo hacia todos los días, pero particular mente ese era un día especial del mes, no porque fuera a hacer las compras si no por algo más importante.Mediante el camino a su trabajo pensó en las cosas que haría en el día leería peticiones, las firmaría, quizás dormiría un poco, se iría a las siete y cuarto, lo más probable era que hiciera las compras de camino a su casa, al llegar guardaría todo y se iría a dormir. Uno nunca puede tener su vida tan planificada como él la tenía por eso decía que había perdido el control de todo, porque todo estaba pasando igual, ya ni las citas constantes de todos los días le llamaban la atención....como hacer su vida más interesante? Bueno pues lo van a averiguar muy pronto.

-Buenos días Ana-Saludó cortes mente como todas las mañanas lo hacía a su consejera personal, que había asumido ese puesto después de que el abordara al suyo-que tal todo hoy?-Le pregunto sin muchas ganas de saber que era lo nuevo en la vida de aquella mujer que conocía bastante.

-Buenos días señor, lo nuevo hoy es que no tiene mucho papeleo que firmar pero si tiene una reunión y valla que reunión tiene-Rió ella mientras entraba con el moreno a la oficina del ultimo con una pila de papeles no tan grande como la de el día anterior, así que Roberto se sintió un poco más aliviado-El consejo de la empresa quiere hablar con usted y con el Dueño-Sintetizo mientras Jean entraba por la oficina.

-Señor, necesito permiso para acudir a la sucursal a la que yo debo atender que se encuentra en la avenida cuatro-Pidió con un saludo formal mientras Ana se marchaba a trabajar.

-Lo tienes-Le anuncio pero aun sin concluir-Y Jean, felicitaciones por lo de tu matrimonio con la hermana de Soto Mayor-Le dijo mientras leía los papeles que la rubia había traído-Espero que tu vida sea mejor que la mía-Confeso riendo por lo bajo. Jean sonrió y le agradeció sus felicitaciones con una reverencia.Lo último que le había dicho había sido en serio, realmente quería que su vida fuera mejor que la de él, no podía permitirse que la vida de sus protegidos fuera peor que la suya, todas sus cosas estaban pasando de forma similar, su vida no era la misma desde que podía decir lo que sucedería en su día de forma acertada.En fin tan rápido como llegaron los papeles se fueron, la practica con los años te hace especialista en algunas áreas que muchas veces son muy practicas para tu propia vida por mas monótona que esta sea, Ana se los llevo hasta el consejo y Roberto se digno a ir hasta la reunión con el mismo (El consejo). La maldita reunión se suponía debía terminar a las cinco, pero termino acabando a las seis y media, Roberto se sentía molido pero aun así debía hacer las compras de su casa porque o si no nunca las haría y se preguntaría porque no las había hecho después.Se despidió de todo el mundo que era conocido para él y partió hasta el supermercado, era la manera más fácil de terminar todo ese trámite rápidamente y sin ningún contra tiempo, bajo de su auto para adentrarse en el gran establecimiento de compras, al entrar vio a mucha gente más además de el haciendo lo mismo que iba a hacer o otras cosas.

-Veamos... por donde empezamos...-Se pregunto mientras veía lo primero que le ofrecía el gran local. Electrodomésticos?, no el no necesitaba esas cosas, el ya tenía los propios. Lácteos, bueno si claro necesitaba queso y leche descremada. Carnes? Bueno esta vez llevaría simplemente carne molida, pollo y pavo, además de pez. Verduras y frutas? Llevaría manzanas, tomates, lechuga, zanahorias, espinacas y cebollas. Además de otras cosas como pan, detergentes, artículos de aseo personal etc etc.Mediante estuvo en las cajas, saludo a un par de mujeres que le parecieron atractivas y rápidamente consiguió el numero de todas y cada una de ellas haber si en algún momento acordaban una cita o dejaban su encuentro con el mayor mujeriego de toda la ciudad como un momento para la risa del pasado, se dedico a pensar en que haría al llegar a su hogar, quizás dormiría todo lo que no pudo dormir en su trabajo debido a la estúpida reunión con el consejo.
-Que vida esta...-Se dijo así mismo mientras subía a su carro de nueva cuenta para dirigirse ya a su hogar de una buena vez.Estaciono el auto en el garaje bajo la oscuridad de él mismo, sacando sus bolsas del mercado del maletero con cuidado, introdujo la llave en la puerta e ingreso a la cocina para guardar tanto producto ya comprado.En fin, cuando había terminado camino hasta el sofá de su living, se echó en él como si nunca en su vida hubiera hecho eso en su vida cerrando sus ojos esperando que el sueño acudiera a él para descansar al fin....pero uno nunca sabe cuando las sorpresas tocan a su puerta o a tu timbre.

Ding Dong....!!

-Quien demonios será a estas horas de la noche-Se quejo mientras abría la puerta con ojos cansado- Si?-Pregunto mientras abría la puerta y veía a su ex empleada rubia de ojos Miel con su hermano menor junto a ella parados frente a su puerta con cara de “no tenemos nada mejor que hacer, así que no pidas nada mejor que esto”.

-Hola Roberto...-Saludo la mayor de los Heredia, La bailarina inversionista Edith, en su espalda llevaba una maleta azul marino, sus ojos expresaban todo su ánimo en ese momento preciso el cual no era mucho por si no lo habían notado.

-Edith...que es lo que estás haciendo aquí?-Roberto no entendía el por qué de la visita de la menor a su hogar, por lo cual la pregunta no era tan tonta en esos momento, pero para la joven la pregunta era sumamente idiota por todos los lados que fuera vista.

-Ja ja ja, mira como me estoy riendo, sabes muy bien porque estoy aquí “Robby”…-Soltó molesta mientras le pasaba la maleta a su hermano con cuidado- Sostenla un momento Alonso, voy a buscarlo, no me tardo-Dijo a su hermano mientras salía del pórtico de la casa para acercarse a un chico de cuatro años de edad que jugaba con una pelota de fútbol justo abajo de las escaleras de la casa del moreno, el pequeño niño tenía el pelo negro, la piel blanca y los ojos color miel intenso, claramente era el hijo de Edith y Roberto; esto era lo que había provocado el despido de la joven de la empresa, el tener una relación fortuita con su jefe.

-Vamos pequeño, Edith y yo nos tenemos que ir...-Dijo Alonso mientras se volteaba hasta su sobrino, quien al ver a su padre se puso loco de felicidad.

-Papi!!!-Dijo con alegría mientras le daba la pelota a su madre para correr hasta los brazos del peli negro, quien lo recibió gustoso-Como estas, te eche mucho de menos-Sonrió abrazándose del cuello del moreno.

-Enserio?, yo también te eche mucho de menos amor, te divertiste en casa de la tía Andrea?-“Robby” subió al chico a sus brazos con una sonrisa que proporcionaba cariño y amor hacia el niño, quien reía alegre ante aquel gesto.

-Si, jugué mucho con los hijos de la tía Rocío, además fuimos a visitar a mi abuela al cementerio pero el tío “Al” se puso muy triste y tuvimos que irnos antes-Contó señalando a su tío quien sonreía avergonzado.-Bien Klaus, estoy seguro que le puedes contar muchas cosas a tu papá de nuestro viaje en la cena, verdad?-Pregunto con cariño dándole la maleta al mayor de los cuatro en la escena-Ven pequeño, dame un beso, nos vemos después del fin de semana diviértete con tu padre ok?-Edith beso la mejilla de Klaus con cariño mientras este lo abrazaba fuertemente-Estaré aquí el domingo a las nueve y media a más tardar....y Robby!-Mientras los hermanos Heredia bajaban para dirigirse a su casa, Roberto y Klaus voltearon al escuchar la voz de la rubia-Cuida de nuestro hijo, si?-El río ante el recordatorio de la bailarina y sintetizo con calma.

-Tranquila, lo cuidare-Después de eso, hijo y padre, ingresaron en la morada, listos para concluir el día-Y que te gustaría cenar pequeño?-Pregunto mientras dejaba el bolso de su hijo a los pies de la escalera.

-Mmm...Comida china!!-Pidió el niño pequeño mientras se sentaba en la mesa de la cocina viendo a su padre sacar un poco de arroz y carne mongoliana-Sabes que la tía Andrea va a tener un hijo muy pronto?, espero que sea un niño porque así seremos cuatro para jugar fútbol con los hijos de tía Rocío-Comento mientras ponía los platos en la mesa ayudando a su padre.

-Enserio? Y ya sabe cómo le va a poner?-Pregunto poniéndole un tono a la frase que lo delataba como un meloso que quería mucho a su hijo.

-Le va a poner Naim, así quiso que se llamara el tío Al- Roberto se voltio dándole los vasos a su hijo para que los pusiera en la mesa- Papí, por que el tío Al y mamá se ponen tan tristes cuando vamos a ver a la abuela? Ella no es feliz en el cielo?-El moreno se sorprendió ante la pregunta de Klaus, pero ante todo le mostró una sonrisa que podía calmar a cualquiera en cualquier circunstancia.

-Se ponen tristes porque ellos querían mucho a tu abuela, pero que te parece si cuando ustedes vallan la próxima vez a verla me llevas a mí y yo te acompaño para que le hagas todas las preguntas que quieras, te gustaría?-El padre acaricio la cabeza de su hijo con cuidado quien sonrió y asintió-bien, vamos a comer, ve a la lavarte las manos-Le dijo señalando le el lavabo de la cocina.

-Ok! Oye mañana jugaremos fútbol tu y yo, a ver quién gana-Anuncio mientras se secaba sus manitas preparándose para comer.
Roberto lo observaba con cariño.Que más se puede decir, ¿verdad que ese no era un primer jueves del mes como todos los otros?, la vida muchas veces no da sorpresas que son de cierta forma extraña lo más hermoso que nos puede haber pasado.

Fin

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